jueves, 2 de febrero de 2012

Sobre la Paz del alma. Pensamientos de N.P. Guigo


Sobre la PAZ

“Sé condescendiente con tu adversario, mientras estás de camino” (Mt 5, 25).

Todo lo haces por conseguir la paz. Y no existe otro derrotero hacia esa paz, que el de la verdad, “tu adversario mientras estás de camino”. Ponte, pues, de acuerdo con ella,cediendo tú; no ha de ser la verdad quien ceda.

La adversidad te enseña a desear la paz; pero tú, ciego, te empeñas en querer aquellas cosas, cuya codicia y apego te imposibilita tener tal paz.

¿Por qué permites en ti lo que te disgusta en los demás, –la ira? Te enojas del enojo ajeno; más aún, tu propio enfado te impacienta. Si sintieras verdadero disgusto de la ira, la evitarías. Y esto no se consigue, sino conservando la paz.

No se gloríe el estanque de la abundancia de agua: es de la fuente. Lo mismo tú de la paz. Esta paz procede siempre de algo ajeno a ti mismo. Y será tanto más engañosa e insegura, cuanto sea más mudable el objeto en que se funda. ¡Qué paz, pues, tan vil la
que nace de la hermosura de un rostro humano!

Todo hombre ansía seguridad. Y tanto más lejos se encontrará de ella, cuanto más expuesto viva a la inquietud. Es decir, cuanto menos esté en su mano mantener las cosas que ama, en el estado que desea.
A ti una palabra, un simple pensamiento de los demás te quita la paz. ¡Ay, cuán expuesto vives a la tristeza y turbación!

No sean las cosas temporales la causa de tu paz. Vil e insegura es la paz fundada en semejante causa. Es la paz de los brutos. Tu paz ha de ser como la de los ángeles: nacida de la verdad.

Desprecia las cosas que tuviste y amaste por tu paz y felicidad, si ahora no quieres perder del todo tu paz y felicidad.

La paz beneficia a quien la posee. Se ha de desear por el bien que encierra en sí, como un grato sabor. Haya en ti tanta abundancia de esta paz, que la tengas aun con los
malos.

“No se turbe ni tema vuestro corazón” (Jn 14, 15). Éste es el verdadero “sábado”. Lo celebra quien no se apasiona ni se excita. Éste tiene dominio propio, y puede hacer el don de sí, mostrándose, ya airado ya tranquilo, según vea conviene a los demás.

El amor de la paz temporal engendra, inevitablemente, inquietud. Quien posea, pues, esta paz y esté pegado a ella, carece necesariamente de paz.

Si no odias a los que te hacen mal, tendrás paz con ellos.

Así como por la concordia y la paz se consolidan todas las cosas, así también searruinan y caen por la discordia y la guerra.

1 comentario:

  1. Hoy lo eligo como el post recomendado en mi blog. ¡La paz sea contigo!

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