miércoles, 23 de noviembre de 2011

LADRÓN EN EL MONASTERIO






LADRÓN EN EL MONASTERIO

  Era un estudiante vago, borracho, glotón, jugador y siempre endeudado. Un día decidió robar en una abadía que según decían era muy rica: vasos sagrados, candelabros, cruces, báculos, anillos. Se haría pasar por un aspirante llamado a la vida religiosa, ganaría la confianza de los monjes, descubriría el lugar del tesoro, lo robaría y huiría. Dicho y hecho.

  Nuestro hombre interpretada bien el papel de monje ejemplar: piadoso, trabajador, dócil y paciente. Pasó un año y nada pudo averiguar del tesoro. Y comenzó a cansarse de la austera vida de los religiosos.

  Un día empacó sus cosas para marcharse. La campana que llamaba al comedor le retuvo: aunque malo, el plato de la abadía era mejo que lo que encontraba fuera. Intentó marcharse al atardecer pero la llamada para la Salve la  hizo posponer la huída para la mañana siguiente.  Le había cogido cariño a la Virgen María: no podía perderse su última “Salve”

  Pero a la mañana siguiente, cuando ya estaba lejos del monasterio escuchó el sonido de la campana que anunciaba la misa conventual. ¡Echaba de menos la celebración con sus hermanos de comunidad! ¿Por qué no implorar la misericordia infinita de Dios en las Misa antes de partir a su destino desconocido? Y regresó.

  Como una madre amorosa el monasterio le sujetaba con sus brazos: la comida tan fraterna, la Salve a Santa María al anochecer…

  Poco a poco tuvo menos deseos de abandonar el lugar. La vida de monje no le pesaba ya. Pasaron los años y recibió las órdenes sagradas hasta llegar al sacerdocio. Y el día de su primera Misa se abatió sobre él el peso de toda su vida de mentira.
  ¿Cómo se atrevía?

  Se arrojó a los pies del abad y confesó su vida. El Superior lo tranquilizó: - Ningún monje ha sido tan tentado como tú. Has sido fiel a tus votos aunque tenías seco el corazón. La vida que has creído llevar de engaña la has vivido d verdad y ella habla a tu favor. No te avergüences ni temas que Dios rehuse la ofrenda que presentan tus manos. Te absuelvo de haber venido aquí a robar un tesoro porque el verdadero tesoro del monasterio ya lo has encontrado.
                                                                                                                                                

9 comentarios:

  1. Mi querido hermano en Cristo,
    No sé esta historia. Quién es.
    Y por favor, esta foto muestra el refectorio cartujo?
    ¿Qué monasterio? Gracias. DTB!

    ResponderEliminar
  2. Genial. Me ha encantado.
    Un abrazo y mi oración

    ResponderEliminar
  3. Me ha gustado mucho la historia.

    Un abrazo y feliz día

    ResponderEliminar
  4. si, si gracias.
    No puedo ver lo que cartuja.

    ResponderEliminar
  5. El Señor escribe derecho en renglones torcidos...
    Gracias por la historia.

    ResponderEliminar
  6. Hemos de dar gloria a Dios por las conversiones. Las almas contemplativas son regalos que Dios nos ofrece, nos anima, son maestros de oración y contemplación, verdaderas bendiciones de Dios para la Iglesia y para el mundo entero.

    ResponderEliminar
  7. Gracias por la punta. Mientras tanto, he encontrado las imágenes de origen.
    Muy bonito. En este lugar puede ser bueno para vivir ... - Demasiado tarde para mí ...

    ResponderEliminar