LADRÓN EN EL MONASTERIO
Era un estudiante vago, borracho, glotón, jugador y siempre endeudado.
Un día decidió robar en una abadía que según decían era muy rica: vasos
sagrados, candelabros, cruces, báculos, anillos. Se haría pasar por un aspirante
llamado a la vida religiosa, ganaría la confianza de los monjes, descubriría el
lugar del tesoro, lo robaría y huiría. Dicho y hecho.
Nuestro hombre interpretada bien el papel de monje ejemplar: piadoso,
trabajador, dócil y paciente. Pasó un año y nada pudo averiguar del tesoro. Y
comenzó a cansarse de la austera vida de los religiosos.
Un día empacó sus cosas para marcharse. La campana que llamaba al
comedor le retuvo: aunque malo, el plato de la abadía era mejo que lo que
encontraba fuera. Intentó marcharse al atardecer pero la llamada para la Salve la hizo posponer la huída para la mañana
siguiente. Le había cogido cariño a la Virgen María: no podía perderse
su última “Salve”
Pero a la mañana siguiente, cuando ya estaba lejos del monasterio
escuchó el sonido de la campana que anunciaba la misa conventual. ¡Echaba de
menos la celebración con sus hermanos de comunidad! ¿Por qué no implorar la
misericordia infinita de Dios en las Misa antes de partir a su destino
desconocido? Y regresó.
Como una madre amorosa el monasterio le sujetaba con sus brazos: la
comida tan fraterna, la Salve
a Santa María al anochecer…
Poco a poco tuvo menos deseos de abandonar el lugar. La vida de monje no
le pesaba ya. Pasaron los años y recibió las órdenes sagradas hasta llegar al
sacerdocio. Y el día de su primera Misa se abatió sobre él el peso de toda su
vida de mentira.
¿Cómo se atrevía?
Se arrojó a los pies del abad y confesó su vida. El Superior lo
tranquilizó: - Ningún monje ha sido tan tentado como tú. Has sido fiel a tus
votos aunque tenías seco el corazón. La vida que has creído llevar de engaña la
has vivido d verdad y ella habla a tu favor. No te avergüences ni temas que
Dios rehuse la ofrenda que presentan tus manos. Te absuelvo de haber venido
aquí a robar un tesoro porque el verdadero tesoro del monasterio ya lo has
encontrado.
Mi querido hermano en Cristo,
ResponderEliminarNo sé esta historia. Quién es.
Y por favor, esta foto muestra el refectorio cartujo?
¿Qué monasterio? Gracias. DTB!
Genial. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo y mi oración
Me ha gustado mucho la historia.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día
Es el refectorio de una cartuja francesa.
ResponderEliminarsi, si gracias.
ResponderEliminarNo puedo ver lo que cartuja.
El Señor escribe derecho en renglones torcidos...
ResponderEliminarGracias por la historia.
Es la cartuja de Portes en Francia.
ResponderEliminarHemos de dar gloria a Dios por las conversiones. Las almas contemplativas son regalos que Dios nos ofrece, nos anima, son maestros de oración y contemplación, verdaderas bendiciones de Dios para la Iglesia y para el mundo entero.
ResponderEliminarGracias por la punta. Mientras tanto, he encontrado las imágenes de origen.
ResponderEliminarMuy bonito. En este lugar puede ser bueno para vivir ... - Demasiado tarde para mí ...