miércoles, 20 de julio de 2011

INSTRUCCIONES PARA EL ALMA



María de los Dolores Quiroga y Capopardo, más conocida por su nombre en religión de Sor Patrocinio, nació en la finca Venta del Pinar, en el término de San Clemente (Cuenca) el 27–IV-1811 y murió en Guadalajara el 27-I-1891. Profesó en la Orden de las Concepcionistas Descalzas Franciscanas, y fue abadesa y fundadora de diecinueve conventos, mujer de gran virtud a la que Dios concedió dones y carismas espirituales extraordinarios. En 1830 recibió la impresión de las llagas. Sor Patrocinio fue una mujer extraordinaria, no sólo por su belleza física y por su inteligencia sino, sobre todo, por su singular vida de santidad. Testigos de distinta extracción social, entre ellos la reina de España Isabel II, han dado su testimonio en favor de sus revelaciones, de sus éxtasis, de sus milagros y, sobre todo, de sus estigmas extraordinarios que la hicieron pasar a la historia como "la monja de las llagas".





INSTRUCCIONES DE SOR PATROCINIO

1. Esto es lo que ansío en este mundo: que todas mis Religiosas vivan en Dios, por Dios, y dedicadas enteramente a u Dios, de un modo franco, sencillo, inocente y nada hazañero, a imitación de nuestra inmaculada Madre.

2. Elevad, Hijas, un poquito el espíritu de la miserable tierra, para fijarle en el cielo, que es nuestra patria.

3. Mi único deseo es que mis hijas se santifiquen sirviendo de consuelo al Corazón amantísimo de Jesús, de alegría a la Iglesia, y de edificación a sus prójimos.

4. La oración es la llave dorada con que se abren las puertas del cielo, y también se penetra con ellas hasta el mismo corazón de Dios

5 Hay que mirar mucho el espejo del Corazón de Jesús doliente, para ver que espinas hemos clava do en Él.

6. Si la religiosa tiene presencia de Dios, desde que se levanta hasta que se acuesta, sus pensamientos de la mañana serán santos, los sueños de la noche pacíficos y su vida escondida en Cristo Jesús.

7. Si siempre miramos a Jesús llevándole delante de nuestro espíritu, ¿cómo es posible que a presencia de aquella humildad, sin ejemplo, seamos rebeldes a su voluntad?

8. Al felicitaros el nuevo año, os deseo un año escondido en Jesús y María.

9. Seguir las pisadas de Jesús y su Inmaculada Madre; esto, esto es lo que ha de dar la salud y vida eterna a la Religiosa.

10. La verdadera vida espiritual no consiste en hacer muchas cosas, sino que las que se hagan sean sólo por Dios, por su amor, y unidas al amor, caridad y obediencia a Jesús.

11. Hijas mías, hay que ser mortificadas en lo interior del corazón; que si éste le destrozáis a fuerza de útiles y santas violencias, seréis mortificadas en lo exterior, obedientes a vuestras preladas y caritativas con vuestras hermanas.

12. No ceséis nunca de ver y oír a nuestra Inmaculada Madre en todas partes, y esto os dará una felicidad que el mundo no conoce.

13. Que pidan todas que la Triunfadora divina y misericordiosísima Madre triunfe por nosotras de todos nuestros enemigos, visibles e invisibles, y nos consuele cuanto sea su santísima voluntad.

14. Que la Santísima Virgen al subir al cielo os deje su manto virginal, donde estéis escondiditas para que Satanás, ni en vida ni en muerte pueda tocaros.

15. Celebrar mucho el día de nuestra Madre Purísima, de tanta gloria para ella y honor para nosotras que vestimos su santo hábito, del que no debemos desdecir nunca.

16. Que la santísima humildad de nuestra Inmaculada Madre sea vuestra más ardiente imitación, señalándoos por Ella como sus verdaderas y obedientes hijas.

17. Sobre todo, la presencia continua de su Dios, pues sí ésta la tienen y llegan a poseerla, todo lo demás, por muy áspero y difícil que sea, se les hará fácil.

18. Más quiero que me falte para pan que para cera.

19. No faltando para Dios y su Santísima Madre, El dará para lo de más.

20. Hay que seguir siempre el espíritu de la Iglesia, lo mismo en sus alegrías que en sus tristezas.

21. El mundo no concibe que se puedan poner velas a Jesús, a María Santísima y a sus Santos, y se carezca de otras cosas.

22. Procurad consolar al amante Corazón de Jesús, tan afligido hoy por los males que sufre la Iglesia y su soberano Pastor, por quien debemos derramar, si es necesario, hasta la última gota de nuestra sangre.

23. Pongo en todas mis Comunidades la vela continua al Santísimo Sacramento, porque no quiero que el Señor esté nunca sólo, sino que siempre tenga una esposa su ya que le acompañe.



24. Por lo mismo que los tiempos son malos y las ofensas a Dios y a su Santísima Madre muchas, debemos nosotras ser más fieles, más constantes, más mortificadas y más perfectas.

25. Si tenéis ahora penitas, sea Dios bendito, hijas mías, que se digna visitaros dando una pequeñita parte de su cruz, que vale más que todas las alegrías y tesoros del mundo.

26. Nunca es la religiosa más grande que cuando sometida a las disposiciones de Dios, se une a su dulcísimo Esposo Crucificado en sus dolores y no por sus alegrías.

27. Amad mucho a Dios, reparando las injurias que sin cesar recibe, pues parece que todo el infierno se ha desencadenado; por si le falta poco se aprovecha bien.

28. Suplicad a Dios mucho por tantas necesidades, y para que se aplaque su divina justicia, ofrecedle vuestro corazón, desnudo de todas las cosas de la tierra y adornado de todas las virtudes, para que así no pueda menos el Esposo de conceder lo que las Esposas, semejantes a Él, le piden.

29. Gozaos, hijas mías, en las sequedades, dar gracias a Jesús, porque os hace participantes de sus penas, sufrir con santa alegría, y jamás pidáis, ni queráis otra cosa que cumplir su santísima y adorable voluntad.

30. Pedid que se mitiguen las justísimas iras de Dios por algún tiempo; pues lo dicho a sus siervos se cumplirá aunque no sepamos cuándo, porque el Señor no dice palabra en balde.

31. Que seáis un campo de olorosas azucenas donde se recree el divino Jesús y reciba alivio de las muchas ofensas que constantemente recibe.

32. Os deseo aprovechadas y fortalecidas para seguir el camino trazado por el amante Jesús, sufriendo con El y subiendo al monte Calvario, si así fuese necesario a su honra y gloria.

33. Querer todas las cosas por Dios, en Dios y para Dios, con desprendimiento de las criaturas, sean ellas las que sean.

34. Cuando por Dios se hace, nada es; nada vale; todo, ha de avalorar la sangre del divino Jesús, sus meritos santísimos, los de su Santísima Madre; con ellos todo es gran de, todo es agradable a los ojos de Dios

35. Dad gusto a Dios y edificación a los seglares; que nos quiere muy perfectas, casi como ángeles.


36. Debemos asociarnos al gran triunfo de Jesús resucitado por medio de la santa oración y alegría santa, alegrándonos con su Purísima Madre, los ángeles y los santos.

37. En estos días santos de alegría de la Iglesia, uniros con ella y alabad a Dios acompañando el Gloria in excelsis Deo de los ángeles.

38. Os quiero muy unidas, muy contentas, muy amantes de Jesús Niño y muy serviciales con su Virgen Madre y con San José; pues con estas disposiciones preparareis una cuna muy buena para Jesús.

39. A1egraos mucho en estos santos días de Pascua, pero con la modestia religiosa que siempre deben manifestar las almas consagradas a Dios.

40. Que la santa paz reine en la casa de Dios, y que ésta prenda de virtud y de gloria, unida a una santa humildad, a una perfecta obediencia, y a un santo silencio, sean las joyas que presentéis a Jesús y María, para que ellos inunden de gozo vuestro corazón.

41. Alegraos en Dios y deshaceros en obsequios a su Purísima Madre, y que tiemble el infierno y ningún diablejo pueda arrimarse por los muros de esa casa de María.

42. No quiero tristezas ni desabrimientos, al contrario, alegría santa; pues el alma que en Dios vive, contenta está siempre, haciendo su santísima voluntad.

43. El coro es la antecámara del cielo, y si el coro va bien, todo lo de la Comunidad marchará bien.

44. Hijas mías, entre todas las virtudes, quiero de vosotras especialmente la caridad; pues si ésta no reina en el corazón de la esposa. Lejos de ella estará el Divino Esposo, que todo es paz y caridad.

45. Si supieseis lo que pasa entre el cielo y la tierra cuando se reza el Oficio Divino, desearíais que nunca se concluyese.

46. La vida escondida de Jesús hace a la religiosa caritativa y pronta a sacrificarse por el Bien amado de su alma.

47. Deseo que viváis muy unidas y conformes, no aspirando más que a santificaros.

48. La religiosa que tiene caridad, está en Dios y Dios en ella, por que es la misma caridad.

49. La murmuración es la polilla roedora de las comunidades; unida a la pasión favorita de Satanás, la envidia, destruye la heredad del Señor.


50. Cuando el alma posee la verdadera caridad, no ve ninguna falta en sus hermanas.

51. Que el convento sea un cielo, esto me alegra más que todas las cosas del mundo.

52. Hijas mías, la lengua es la que trae todos los males a las comunidades y al mundo entero.

53. Hablad poco con las criaturas y mucho con Dios y tendréis mucha tranquilidad.

54. La obediencia es la principal virtud de una religiosa.

55. Haced todas las cosas bajo la santa obediencia y así son más meritorias.

56. La religiosa que obedece puntualmente, Dios se encarga del oficio; pues con su ayuda siempre sale bien.

57. La santa obediencia es inseparable del buen espíritu

58. Las religiosas deben estar muy unidas a su Prelada, porque las ramas jamás pueden separarse del tronco sin que sean marchitas y después completamente secas.

59. Cuidado con faltar a la santa pobreza, no haciéndose propietaria la Religiosa ni de un alfiler, porque en la hora de la muerte todo da mucha pena a la religiosa moribunda.

60. Quisiera mandarte muchas cositas, pero estoy paupérrima, gracias a Dios.

61. Tened gran fe, que el que sostiene a los gusanillos que se arrastran por la tierra, no dejará perecer a sus esposas.

62. No faltéis vosotras a Dios, que Dios no os faltará a vosotras.

63. Es gracia especial de Dios, cuando en una comunidad permite que haya siempre enfermas, y si la enferma es habitual, tanto mejor; es prueba de que el Señor está en- medio de ella y que corre de su cuenta socorrerlas y consolarlas.

64. Hija mía, cuida a tus hermanas con la caridad y amor con que Jesús Enfermero divino, toma el pulso a sus Esposas enfermas.

65. Jesús te ayudará, animará y confortará a fin de que siempre consolada le sigas por el camino de la caridad y del amor con las enfermas.

66. La religiosa no debe querer la salud más que para alabar a Dios y servir a la comunidad.



67. Manifestad ser verdaderas esposas de Jesús y despreciad a Satanás huyendo de sus sugestiones; refugiaros en la sagrada llaga del costado de vuestro Esposo y bajo el manto de la Purísima Madre.

68. Tened siempre muy presente que una falta nuestra es más sentida por el divino Esposo y por nuestra amantísima Prelada (la Virgen), que las muy graves que cometen en el mundo los que no son tan favorecidos como nosotras.

69. Pide a Dios que se haga mí, de mí, y de todas mis cosas, lo que sea su santísima y adorable Voluntad; ni quiero más, ni pido más, ni deseo tampoco más.

70. La urbanidad no está reñida con la buena religiosa, antes al contrario, debemos siempre ser religiosas hasta en esto.

71. La prelada que se fija en seguir la letra y espíritu de su Regla, no debe acobardarse por nada, sino seguir impávida, digan lo que quieran.

72. No dejes introducir relajaciones, abusos ni corruptelas.

73. Pasadas las cosas de costumbre en las Pascuas, procurad pocas o ningunas dispensas.

74. Que en las cosas de Regla y Constituciones, seáis lo más puntuales posibles.

75. Hijas mías, la penitencia exterior es el camino, pero no el fin de la vida perfecta y religiosa.

76. Pedid siempre mucho por el triunfo de la religión y de la Santa Iglesia, que es lo que debemos desear sobre todo.

77. Ya sabéis el método que en Capítulos os tengo dado, por cuartos de hora, por media hora, renovad los propósitos, las frecuentes comuniones espirituales provechosísimas para el alma; y siempre a los pies de Jesús, esperando las migajillas que como a pobrecitas os dará el que es pan de ángeles.

78. Siempre conviene hablar poco, bien meditado y a tiempo.

79. Esta casa es de María y en ella sólo ha de haber paz y alegría

80. Nuestra Madre Purísima, como legítima Prelada, no dudo mandar a su Vicaria, de vez en cuando, para su gloria y honra de su In maculado Misterio.

81. La maestra de novicias necesita muchísimo tino, igualdad y prudencia.

82. Mucho cuidado con las instrucciones y ejemplos que se dan a las novicias, plantas tiernas en la Religión, que si en el noviciado se vician, siempre serán viciadas, y. nunca serán esposas fieles de Jesucristo.

7

83. Inculcad mucho a las novicias el amor a la Religión Seráfica, infundiendo este amor en sus corazones, pues si no lo hacéis pesa sobre vosotras una responsabilidad inmensa.

84. La Virgen Santísima se resiente mucho de que la circunstancia de confesar con la Orden no se haga más favorita entre las hijas sujetas por la voluntad de Dios a la Religión Seráfica.

85. Mucho trabaja el enemigo común y conviene prepararnos y preparar a las jóvenes para la batalla, que el triunfo corre a cuenta de Dios.

86. Procurad seguir en toda nuestra santa Regla, nuestros usos y costumbres, no yendo ninguna a la reja, portería ni torno, sin licencia de la Prelada.

87. La mayor alegría para una comunidad, es tener con ella el Santísimo Sacramento.

88. Ya sabéis cuánto yo amo a las niñas, cuánto quiero que las cuidéis, mirándolas siempre como ángeles que guardan la Casa de su Dios defendiendo a sus esposas.

89. La humildad principalísimamente, unida a la caridad, no deja ver a la criatura más que la grandeza de Dios y su propia nada.

90. La Prelada debe ser humildísima, pero al propio tiempo, debe dar decoro al oficio que ocupa.

91. Confiad en Dios que es el que todo lo puede; los hombres no pasarán de la raya que el Señor les tenga marcada.

92. Pedid mucho, para que el Señor acelere los días de sus misericordias.

93. En todas las cosas nos conviene poner la confianza en Dios y la Santísima Virgen; por mi parte, por nada de este mundo tengo afán.

94. Nada puedo desearos mejor, sino que, después de una larga vida, empleada en la práctica de toda virtud, os encontréis en el cielo sin pasar por el purgatorio.

95. Que nuestra amantísima Madre María, cuyo corazón está abrasado en amor, transmita al vuestro sus amorosos incendios, cuyas chispas amorosas prendan en el corazón de todas mis hijas, para que alaben, bendigan y glorifiquen a Dios.Madre Patrocinio


1 comentario:

  1. Bruno me ha encantado el entrar en tu blog.
    ¡Muchas gracias por la reflexión de sor
    Patrocinio.
    Dios te bendiga!!!

    ResponderEliminar